Tener talento, hacer difuminados perfectos, eyeliners infinitos y dejar la piel como un ángel, no lo es todo. Para mí, ser una gran maquilladora, es mucho más que eso.
El otro día, hablaba con Rafa, sobre la importancia de ser buena persona. Sin duda, el aspecto más importante de todos en cualquier profesión.
Algo que siempre le digo a mis alumnas: Hay que estar predispuesta a trabajar con una actitud positiva por encima de todo.
Hay característica cumbre que dibujan la figura de lo que es la maquilladora perfecta para mí:
Ser buena persona.
Tener buenísima actitud.
Sacar la parte positiva de todo.
Ser resolutivo delante de cualquier situación.
Ser discreta y sobre todo no dar la nota.
Ser muy humilde.
Admirar el trabajo de tus compañeros.
Ser puntual como un reloj.
Tener respeto por la profesión.
Saber trabajar en equipo.
Ayudar de forma genuina.
Estar predispuesta.
Disfrutar de tu trabajo…
… Y, después de todo eso, tener talento para maquillar.
Me hace muy feliz y me da mucha paz saber que muchas profesionales que me rodean, ya sean colegas de profesión o que forman parte de mi equipo, tienen todas estas cualidades.
Desde aquí aprovecho para deciros que os admiro y que os quiero. Gracias por formar parte del sueño de mi vida.
¿Qué opinas? ¿Crees que estás trabajando bien los puntos anteriores? El primer paso es ser consciente de ellos y empezar a valorar (Y agradecer). Yo lo hago, en ocasiones no estoy al 100% en todos, pero me esfuerzo y no bajo la guardia.
Todo lo demás, es práctica y circunstancias. Tu talento, tus maestros, tu implicación, tu foco… son factores que impactan directamente en el resultado, pero sin duda, la práctica es la clave para alcanzar tus sueños antes o después.
Laia Martín.